El mundo esta loco loco loco

lunes, septiembre 18, 2006

"...¿cui prodest?..."

En la feroz pero sutil estructura jerárquica de la Iglesia Católica, no se "llega a Papa" si no se tiene un agudo sentido de la política y una finísima capacidad para evaluar las consecuencias de cada acto.

Por ello, no debemos caer en la ingenuidad de pensar que las palabras del Papa Benedicto XVI, ofendiendo a los creyentes musulmanes, han sido una imprudencia o un error de cálculo.

Y, menos, después del reciente escándalo a causa de unas caricaturas del Profeta de los musulmanes, publicadas en un ignoto diario de Dinamarca.

"...Cui prodest scelus, is fecit..." dijo el filósofo hispanorromano Lucio Anneo Séneca, lo que, traducido al español, significa: "... A quien beneficia este crímen... ése lo cometió..."

Y deberíamos hacernos la misma pregunta ante las desgraciadas palabras papales, atacando la figura del Profeta Muhammad, las que, posiblemente, se traducirán en la violencia de algunos exaltados fanáticos musulmanes contra los cristianos que viven en aquellos países donde el Islam es mayoría. Esta violencia parece haber comenzado ya, con el asesinato de una anciana religiosa católica en Somalía.

Y la respuesta indudable es que los beneficiados por estas palabras, cuasi criminales, son los miembros del Complejo Industrial Militar de Estados Unidos y sus homólogos de Israel.

Cierto es que desde el 9/11, ya no deben soprendernos las conductas de los líderes de Occidente.

Porque cada vez es más claro que la caída de las Torres Gemelas no se debió al ataque de los aviones pilotados por terroristas sauditas, sino a la sincronizada acción de poderosos explosivos en la estructura central de dichas torres, cuyas explosiones pasaron desapercibidas ante el espectáculo dantesco de los incendios en los pisos superiores de las mismas.

Pero, ante este horrendo atentado, los habitantes de USA no se preguntaron "...¿cui prodest?..." y aceptaron mansamente la "historia oficial".

Porque, si se hubieran hecho esa pregunta, hubieran llegado a la conclusión de que, con el 9/11 y con la muy oportuna aparición de Osama Bin Laden -a quien sospechosamente nadie puede encontrar-, se fabricó la perfecta excusa para legitimar la agresión de Occidente contra los pueblos de Medio Oriente y contra la fe de los musulmanes, a quienes ahora se sataniza, para que USA y Europa puedan continuar apropiandose de los recursos energéticos de esos pueblos.

Y, posteriormente, una importante cantidad de evangelistas estadounidenses se ha pronunciado a favor de las políticas guerreras de Georges W. Bush contra el Islam, apoyando lo que sería una reedición actualizada de las luchas medioevales de "La Cruz de Cristo" contra "La Media Luna del Islam".

Ahora bien, en este "espiritual" juego político, los estrategas del Pentágono tienen muy presente que América Latina es el continente con mayor cantidad de católicos y, al mismo tiempo, el continente que más sufrió, en el último medio siglo, los oscuros negocios de Estados Unidos con las Dictaduras Militares que ensangrentaron la región, por lo que no será sencillo lograr la adhesión de los latinoamericanos a los proyectos imperialistas de Bush y compañía.

Sin embargo, si "se logra" que algunos fundamentalistas islámicos asesinen algunas monjas o sacerdotes en los países musulmanes, será muy fácil movilizar las emociones de los latinoamericanos y, ante ello, las jerarquías episcopales de nuestros países podrán apoyar sin inconvenientes los crímenes que se han hecho y se seguirán cometiendo contra los pueblos de Afganistán, Irak, el Líbano, Palestina y los que seguirán después.

A Benedicto XVI le debe preocupar muy poco el sufrimiento previsible de los cristianos en los países musulmanes, si ello sirve a su proyecto de expandir la fe católica por el mundo.

De la misma manera, el sufrimiento de las víctimas de las Torres Gemelas debe haber preocupado muy poco a quienes diseñaron su destrucción y "se hicieron los ciegos, sordos y mudos" ante el largo y complejo operativo montado por los terroristas, en Estados Unidos, para secuestrar aviones y lanzarlos contra dichas torres, si servía a su proyecto estratégico en Medio Oriente.

Y aquí vemos la "belleza en el diseño" de este sutil, complejo y perverso plan maquiavélico del Sumo Pontífice, quien ha "aparentado torpeza", ofendiendo a la Fe Islámica.

Porque, de esta manera y si se concretan más actos de violencia contra católicos en el mundo musulmán, los gobernantes de América Latina que se oponen a los planes imperialistas de Bush, se verán presionados por sus pobladores de esa fe para que apoyen una "nueva Cruzada" contra el Islam.

Pero, además, quien ayudará a Bush a seguir desenvainando la espada cristiana contra los musulmanes será el papa que ha criticado la Yihad Islámica afirmando que "...La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma..."

Dejando de lado la moralidad o amoralidad personal de Benedicto XVI, no cabe duda de su gran habilidad para "tirar la piedra" contra el Islam y "esconder la mano", de manera tal que no parezca que son los cristianos quienes inician esta nueva Cruzada.